martes, 21 de septiembre de 2010

Gran Bretaña eliminó en España a un traidor francés en la II Guerra Mundial

El espionaje británico secuestró a un traidor francés en la España de Franco durante la Segunda Guerra Mundial y le eliminó físicamente, según la "Historia del Servicio Secreto de Inteligencia 1909-49", de Keith Jeffrey, que publica la editorial Bloomsbury.

El traidor se llamaba Paul Lewis Claire y era un oficial de la Armada francesa que había colaborado con los servicios secretos británicos (SIS) en operaciones clandestinas en aguas francesas y se encontraba en ese momento en España, desde donde trataba de llegar a la Francia de Vichy para revelar los secretos que conocía.

El jefe del SIS en España, Hamilton Stokes, informó a sus superiores el 25 de julio de 1941 que habían conseguido llevar con engaño al traidor a la embajada británica en Madrid para trasladarle desde allí drogado por coche hasta Gibraltar.

Stewart Menzies, que estaba al frente del SIS, dio instrucciones a sus agentes en España para que detuviesen a Claire, le acusaran de traición y de ninguna manera permitieran que se les escapase.

La orden tuvo que ser, sin embargo, anulada al llegar la mañana siguiente un telegrama en el que el representante del SIS en Marruecos, que se encontraba en Gibraltar, informaba a Hamilton Stokes de que "el paquete (el traidor) llegó a esta ciudad completamente destrozado debido a un exceso de atención durante el transporte".

El telegrama agregaba en clave que iban a deshacerse del paquete clandestinamente esa misma noche y que lamentaban los daños sufridos.

En otro telegrama enviado unos días más tarde, el representante en Marruecos informaba de lo sucedido durante el viaje de Madrid a Gibraltar con el preso: éste se había recuperado de los efectos de la droga mientras el coche pasaba por un pequeño pueblo de Andalucía y había comenzado a pedir ayuda a gritos.

Sus captores trataron de explicar a los curiosos que se acercaron al coche al oír los gritos que se trataba de un funcionario de la embajada que había enloquecido y que le llevaban a un manicomio.

Superado el primer susto, los espías golpearon al desafortunado traidor con un revólver en la cabeza para que se callase, y le causaron la muerte.

"No pudo ocurrir nada peor", escribió tras el incidente el embajador británico en Madrid, Samuel Hoare, a su ministro de Exteriores, Anthony Eden.

Dos días después, el diario británico "The Daily Telegraph" publicó una información titulada "Los nazis se inventan un secuestro", en la que contaban lo ocurrido pero lo atribuían a una fantasía del departamento de propaganda de la Alemania hitleriana.

La versión oficial, comunicada a la Cruz Roja nada menos que por el comandante de la Inteligencia Naval, Ian Fleming, creador del personaje de James Bond, era que Paul Lewis Claire había perecido ahogado supuestamente en el buque británico SS EmPire Hurst, hundido por la aviación alemana el 11 de agosto de 1941.

Después de la guerra, y para proteger a los servicios de inteligencia, se decidió pagar a la viuda de Claire una pensión "por repugnante que resulte recompensar a la familia de un traidor", según comentó el propio SIS.

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